Se escapa la palabra; fluye a veces interesante por entre conversaciones muertas y va dejando un rastro de opiniones directas, como reguero de pólvora prendida de manera instantánea; poniendo en funcionamiento la maquinaria pensante, dando juego a la réplica, abriendo brecha en el debate, la controversia, a la capacidad humana para comunicarse... Lo triste es que faltan, precisamente, las palabras; falta el pensamiento, la reflexión; falta el conocimiento, la paciencia, la curiosidad, y faltos de todo esto nos falla el engranaje primordial que mueve nuestro mecanismo: Falla la capacidad para elegir, para tomar decisiones y en consecuencia, falla la capacidad para ser libres. ...