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Conservas

     Mi microrrelato para la primera convocatoria del año con el tema: Tristeza o Melancolía, de ENTC 


Conservas

     Peregrina reconocía las tristezas de la vida, las del día a día, y las recogía para hacer un caldo reconstituyente, como si fueran trufas de temporada. Todo valía: unos ojos enrojecidos, una apatía perenne, una muñeca despeluchada y rota, el dolor de una barriga hambrienta, unos sabañones, agujeros en la suela de los zapatos, una grieta en el tejado por donde se colaba la lluvia, la nieve y el viento... Cosas sin importancia porque eran cotidianas, pero que hacían un buen caldo. Un caldo que se comía frío, como buena miseria, y no es que le reconstituyera mucho, pero sí era lo único que la alimentaba, y al fin y al cabo de lo que se trataba era de alimentarse, aunque fuera de triste hambre. Ella tenía claro que su vida siempre fue cuestión de temporadas, como las trufas, solo que en esa ocasión las características del entorno iban a facilitar caldo durante un periodo largo de tiempo, tanto, que cuando la encontraron encogida en su cama, convertida en envoltura y raspa, estaba toda ella rodeada de penurias en conserva, con las últimas sobras de lágrimas asentadas aún en el fondo de una vieja olla metálica.


Ana Tomás García

@anniebuonasera



Comentarios

  1. O sea, que no tenía hambre. Es más: con el tiempo, no se conservará y solo quedarán las conservas. Dios mío...

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    1. "...con el tiempo, no se conservará y solo quedarán las conservas." como es lógico jjjjj. Saludos.

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