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      Mi propuesta para el tema La confusión y La vergüenza, de Esta Noche Te Cuento. 


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     Hacer la compra, en principio, no debería ser nada de lo que avergonzarse, pero claro, eso vayan ustedes a decírselo a Pepita Chirivía, que siendo la timidez en persona, y estando locamente enamorada del tendero más apuesto y más fornido del mercado, le preguntó muy resuelta e inocente al no ver la mercancía a la vista, que si tenía huevos: “Ramiro, ¿tienes huevos?” con cara de verdadero interés porque quería hacer una tortilla, a lo que Ramiro contestó con una gran sonrisa: “Claro, tengo huevos morenos, bien gordos… —ahí, la clientela, con los ojos como platos, estalló en risas— ¿cuántos te pongo?” y Pepita, colorada que daba envidia a los tomates, deseando con todas sus fuerzas que se abriera una grieta en el suelo que se la tragara a ella, a Ramiro, a los huevos, a la clientela y a todo el mercado entero si fuera menester, pidió, con todo el calor del infierno ardiendo en su cara y una vergüenza paralizante, una docena y la cuenta por favor. Y todo porque la muchacha no tiene sentido del humor. Ahora todo lo compra online, y vayan ustedes a saber cuánta timidez en el mundo se esconde tras esta práctica.


Ana Tomás García

@anniebuonasera





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