Un rumor de olas me sosiega Grimsby en la noche inquieta de la pesadumbre. No es más que la evasión de mi mente, al creer que el mar ciertamente existe en el interior de una infinita caracola. Y asida cual teléfono imaginario, hago llamadas a un número inexistente, aguardando a que me conteste el salitre, la brisa, la espuma, el rompeolas... Ana Tomás García Liverpool Whitby Tynemouth Rhyl