La cabeza, como un hervidero de ideas inconexas, me lleva a un precipicio de prisa y confusión, paradero desconocido de genialidades, sandeces y lagunas desiertas; y mientras tanto, enredada como un ovillo a mis diatribas, me contemplas impasible con la pereza de la que todo lo permite pasar sin ofrecer resistencia y se recrea observando la consecución de imágenes como diapositivas de mis reacciones en cadena, a sabiendas de que todo es un fluir y sólo hay que dejar que ocurra, querida y estimada paciencia . Ana Tomás García