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Mostrando entradas de noviembre, 2016

Como si fuera un entremés cervantino

     En ese momento ella se cree sirena. Sirena arrastrada por la fuerza de una marea incontenible de furia desatada por un hombre que tira de ella por su pelo hacia una orilla de dolor, horror, pérdida y miedo; con las piernas paralizadas como si fueran una cola de pescado ya sin aliento, dejando un rastro de lágrimas  salinas por el frío y duro suelo.       Un arpón certero atraviesa su cuerpo de mujer, y le destroza la entraña que tanto le ha querido, desangrándola lentamente en una playa desierta, pues nadie oye sus gritos. Y la deja allí tirada, como se dejan los restos de un desperdicio.       Luego él, valiente, llora como si fuera un niño, se ahorca o se tira por un precipicio, o lo que es peor, hace una muesca en su arpón enumerando un trofeo merecido.       Y el resto, miramos con un poco de asombro el hecho como si fuéramos espectadores aburridos de una pesada obra, en donde de vez en cuando nos ponen, para despertarnos, un entremés cervantino. Ana Tomás Garc

Se llamaba Omaira

     Se llamaba Omaira y vivía a los pies de un volcán llamado Nevado del Ruíz. Aquel día de noviembre de mil novecientos ochenta y cinco nadie pudo presagiar la magnitud de la tragedia (aunque siempre quedó la sospecha de que sí se hubiera podido hacer algo más, porque no se dio voz de alarma, ni había siquiera planes de evacuación aún a sabiendas de la actividad del volcán por aquellos días), y la práctica totalidad de una población llamada Armero, sucumbió bajo los ríos de lodo que produjo una pequeña erupción al derretir las nieves,  que como lenguas demoníacas, fueron arrasando todo a su paso.       Pero el destino quiso que conociera a Omaira. Yo, y millones de personas, pudimos verla durante tres agónicos días como si fuera una indefensa florecilla silvestre que, arrancado su tallo de cuajo, se iba marchitando a ojos vista, a través de la tele. Aquella niña de trece años, atrapada por los escombros de su propia casa y sumergida hasta el cuello por el agua, pedía ayuda y nad