En estado de tránsito el tiempo se ralentiza y se acelera, todo en un mismo proceso, de ahí ese cansancio infinito que cae desde el cuero cabelludo hasta la planta de los pies como si una masa densa nos envolviera con una cobertura espesa difícil de quitar. Y caminamos arrastrando el alma, porque llega a pesarnos camuflada bajo la euforia que nos alienta por llegar por fin a destino. Y esas ganas de hibernar, cual oso, durante días sobre una mullida cama y descansar cual guerrero tras la batalla; despertar renovado e iniciar un nuevo ciclo. Starting again. ...