Me gustaría permanecer ajena a la resignación que envuelve a las gentes que me rodean.
Ajena a la desidia, a la tristeza, a la derrota.
Sobrevolar las cabezas adormecidas y buscar refugio lejos, ajena.
Romper con mis manos el frágil cristal del reloj de arena
pero es imposible, todo se conjura y huir me da pereza.
Seguiré clamando aunque nadie le preste atención a mi insistencia.
Seguiré aprendiendo de lo que el mundo me enseña.
Seguiré intentando ser libre, romper con muchas cadenas,
todo, menos ser ajena.
Ana Tomás García
Ser ajeno es ser transparente, y eso ayuda, pero es mejor, como dices, ser libre.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Eso es lo que creo Juan Manuel, aunque cueste mucho trabajo. Saludos.
EliminarLa gente que tiene corazón no puede estar ajena de lo que pasa en el mundo. Al contrario los ricos con el corazón duro viven en su mundo propio de prepotencia y altanería. Buenas palabras amiga enmascarada. Un abrazo, Sotirios. (He sido finalista en un concurso y también me publicaron un relato en un libro en otro los dos están en mi blog . Me haría mucha ilusión que me dijeras tu opinión)
ResponderEliminarGracias por tus palabras Sotirios, y mi más sincera enhorabuena! Ultimamente voy bastante corta de tiempo, pero en cuanto pueda me paso por tu blog. Saludos.
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