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SERES HUMANOS DE MANTEQUILLA



     Nuevo artículo publicado en el periódico digital Almería 360 http://almeria360.com/principal-opinion/opinion/13012016_seres-humanos-de-mantequilla_137373.html



SERES HUMANOS DE MANTEQUILLA

     Seguramente me estoy metiendo en un jardín peligroso, pero es lo que tiene la libertad de expresión, no encuentra barreras. Acabo de leer un artículo http://www.lavozdealmeria.es/Noticias/98043/2/M%C3%A1s-de-350-madres-se-apuntan-para-aprender-a-dar-el-pecho-a-sus-beb%C3%A9s que me acaba de dejar patidifusa y ojiplática. Resulta que con la evolución de nuestra especie vamos mermando en facultades primarias tales como, atención, dar de mamar a nuestras crías. Que sí, que no sabemos criar vaya, que hoy en día todo lo relativo a nuestros bebés viene muy bien estructurado en manuales de primerizas, que no han visto nunca un bebé, claro, y se encuentran con un muñequito al que no saben si el biberón de manzanilla hay que inclinárselo con un ángulo de noventa grados o si el llanto será consecuencia de que el pañal no dura impoluto veinticuatro horas…
     Yo soy madre, y he tenido dos ocasiones para experimentar en mis propias carnes dos partos completamente distintos, dos bebés con comportamientos y reacciones muy diferentes, muchas noches en vela, momentos gratos, miedo, dudas; porque yo también fui primeriza, como todas, pero todo lo solventé con mi instinto, con ese instinto primario que hace que comprendamos mejor que nadie a nuestros hijos, que sepamos cuáles son sus carencias y sus demasías, qué les gusta y qué les disgusta. Hay un lazo invisible entre una madre y un hijo al que nadie más tiene acceso; porque las abuelas pueden dar un consejo, las hermanas, las amigas, las vecinas, la pediatra, la matrona, y todas llevarán razón, pero la que debe saber si su hijo succiona bien el pecho, si la postura es correcta o no, si el llanto es de dolor, de hambre, frío o es de simple rabieta, es la madre de la criatura porque de ella depende su supervivencia. Y ahora vayamos a darles charlas y manuales a todas esas madres que viven aisladas en rincones del mundo, ocultas en selvas, desiertos, estepas y enseñémosles toooda nuestra superior sabiduría. O a nuestras propias antepasadas, si, ellas, nuestras abuelas, bisabuelas, tatarabuelas… Ojo, dejo claro que hablo de comportamientos no de patologías, para eso están los profesionales, of course.
     Por favor, dejemos de convertirnos en una raza inútil, no fabriquemos más seres humanos de mantequilla, que llegará el día en que sólo sepamos usar las teclas virtuales de una fría pantallita de cristal (para eso sí que hemos desarrollado maña) y cuando acusemos su falta, estúpidamente, estaremos perdidos.
     En fin, allá cada una; siempre he creído que lo que nos depara el futuro depende de las madres, y si ya no sabemos ni dar de mamar ¿qué futuro nos espera?


Ana Tomás García 






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