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SE HA IDO...



     Todos los días acuden a la orilla, abrazados; se encaraman a la roca y hacen ademán de llamar a voz en grito ayudándose de las manos, que colocan a modo de altavoz alrededor de sus bocas, pero sin emitir sonido alguno. Esperan unos minutos por si hubiera respuesta y al cabo se marchan por donde han venido. Entonces regresan a casa, recuerdan que tienen que hacer esa llamada a la nada porque es el motivo de su existencia aunque no reciban respuesta, y se encaminan de nuevo a la orilla, se encaraman a la roca y hacen ademán de llamar a voz en grito con la mudez de su congoja. 
     Pero el horizonte ciego acaba en la orilla y el mapa bajo sus pies no tiene caminos; las preguntas quedan huérfanas, perdidas en un gran vacío, y el vasto desierto que llevan por dentro ya no tiene fin ni principio, solo ayuda al eco a repetir hasta el infinito: Se ha ido, se ha ido, se ha ido...


Ana Tomás García
@anniebuonasera



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