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Ella

 

Masaaki Sasamoto

     Los demonios siempre flotaron etéreos, por eso nadie en la aldea se extrañó al verla entre las mariposas. Eso sí, la dejaron tranquila y le mostraron sus respetos ofreciéndole flores de loto y sake de arroz, con la esperanza de ablandarle el corazón y evitar en lo posible el horror de un desastre.


Ana Tomás García

@anniebuonasera



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