Sirvan mis humildes palabras para homenajear a aquellas personas que son capaces de subirse a un barquito de papel en busca de una vida mejor, pagando con su vida, en la mayoría de los casos, esa utópica travesía hacia la esperanza. Y sirvan también para condenar a esos demonios ¿quiénes son esos demonios? Buena pregunta...
Pieles de ébano
cubren el mar esta tarde,
brazadas de angustia,
la orilla es inalcanzable.
Los demonios existen
y se conjuran en aquelarre,
danzando malditos
no dejarán que la playa
alcancen.
Hundidas las fuerzas
oran a los dioses de sus
padres,
y perdida la lucha
abandonaran su alma,
mezclándose con la espuma,
como caracolas
que arrastra el oleaje.
Ana Tomás García
Al final lo vais a conseguir, que me guste la poesía, claro que debe estar clarita, directa, fácil de entender y además si llega al corazón, pues me apunto.
ResponderEliminarAlgunas veces no se decir las cosas de otra manera, Ximens. Tampoco se si esto es poesía, pero con que te haya tocado la fibra sensible me doy por satisfecha, porque esa es en realidad mi intención. Saludos.
EliminarTu poema apunta en dos claras directrices: una, la más obvia es: para todos aquellos emigrantes que cruzan los mares en busca de un nuevo horizonte y, la otra es: metafóricamente, la lucha diaria de demonios internos que afloran en el mar de los pensamientos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre he creído que lo mejor de la poesía es su libre interpretación. Gracias por pasar. Un abrazo.
EliminarBuena y necesaria entrada. Que no se nos olviden...
ResponderEliminarhttp://expurgoscontraelolvido.blogspot.com.es/2013/06/los-mejores.html
Saludos.
Imposible olvidarlos mientras haya voces que reclamen justicia. Estupendo tu relato, enhorabuena. Gracias por ojear en mi maleta.
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