Mi artículo para el periódico digital Almería 360 NOTAS DE AMOR SANO
"El Departamento de Lengua organiza un concurso de notas de "amor sano" para nuestr@s alumn@s de 1º ESO." He leído esto y me he quedado pensando: ¿Cómo se escribe una nota de "amor sano"? ¿Quién decide qué grado de "salubridad" tiene esa nota de amor? ¿Qué es el "amor sano"? ¿Te quiero mucho, como la trucha al trucho? ¿Por qué hay que escribir una nota de amor coaccionados, sin libertad para expresar, precisamente, un sentimiento tan plural que se representa en una gran variedad de adjetivos?
El amor puede ser libre, esclavo, obsesivo, doloroso, platónico,
imposible, fácil, difícil, tóxico, eterno, etc. etc. Unos adjetivos son
positivos y otros son negativos, por eso el amor a veces nos causa felicidad y
otras veces, sufrimiento. Y todo eso hay que aprenderlo. Lo que no me parece de
recibo es que en un inocente concurso de notas de amor para pre-adolescentes
de unos doce o trece años, que no saben
de amor más que decir crush, se les
ponga una mordaza que impida expresar, más o menos, lo que sienten o lo que
dirían en esa nota. Tal vez lo interesante sería dar total libertad y dedicar
una clase a analizar los diferentes puntos de vista, si lo que se quiere es
educar para no confundir amor con maltrato psicológico, por ejemplo, en el
futuro.
Y es que el dichoso término me tiene loca, y no sé exactamente de qué
va, ¿de idealización? ¿De caballeros andantes y princesas? ¿Masculino,
femenino? ¿Miradas y suspiros? No sé si la atracción sexual entra en la
definición de “amor sano”, no sé. Entre las bases figura “escribir una cita de
“amor amor” (verdadero, sincero, no tóxico…) en un post-it o similar”. Obviemos
los deseos, corramos un tupido velo y creemos un mundo ideal para que lo que se
les niega les sea mucho más atractivo y lo realicen entre bambalinas, como debe
ser, oculto, pero ante los espectadores, en el escenario de la vida real, que
sea idílico, maravilloso. Suena represivo. Y peligroso.
Por otro lado leo una noticia LEER
AQUI,
en la que se ha puesto el grito en el cielo porque en un instituto donde se
impartía un taller sobre sexualidad y pornografía a alumnos de diecisiete años,
un chico y una chica han simulado con una postura (como si lo viera: El chico
de pie, la chica arrodillada, estáticos, sin movimiento y con la distancia
prudente) una felación, como ejemplo de lo que se estuviera explicando, y al
papá de una de las criaturas le ha faltado tiempo para armar la marimorena que
se ha montado.
No sé, algo estamos haciendo mal. Muy mal. La vida no es de merengue,
qué pereza, negando la realidad, no se aprende.
Y hasta aquí, como siempre, mi humilde opinión. Por cierto, feliz san
Valentín.
Ana Tomás García
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