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La señora Mulligan

 




     La señora Mulligan lo sabía todo, y por eso brotaba a diario en su cabeza un periódico de rabiosa actualidad. Solía sentarse en el parque para mantener informado a todo aquel que gustase por el módico precio de 30 centavos la hojeada, y ganaba un dinerillo al cabo del mes, no se crean. El Chicago Times la quiso contratar por una cantidad estratosférica, una casa con jardín y piscina privada y una moto con sidecar para que pudiera pasear a su gato Terry, pero declinó la oferta con un no rotundo, nunca le gustaron las oficinas.


Ana Tomás García

@anniebuonasera



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