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AGUAS DEPURADAS O LA INMENSIDAD DEL MAR



       Artículo publicado en el periódico digital Almeria 360 http://almeria360.com/opinion/31082015_aguas-depuradas-o-la-inmensidad-del-mar_132490.html

     Pasando unos días a orillas del mar, en una de esas ocasiones en la que cometes la osadía de utilizar las duchas municipales para eliminar de la piel los restos de sal, un no menos osado y valiente caballero, le decía a su troupe (que también ejercía su derecho a la ducha) por lo bajini pero con intensidad, para que se le oyera con nitidez: "Anda que si la gente supiera de dónde viene el agua de las duchas... ¡De la depuradora! No se cómo tenéis valor..." Y se quedó tan pancho el pobre hombre sabiéndose a salvo de tamaño despropósito, cuando sólo hacía unos minutos se zambullía cual sireno en las profundidades de un mar a donde van a parar las inmundicias, precisamente, que la depuradora se encarga de separar del agua que cae cristalina de las duchas... El mismo que en cuanto el agua le cubre hasta la cintura deja escapar una buena descarga de cálida orina se ve que ignora el inconmensurable vertedero en el que hemos convertido al bello océano donde por caber, cabe de todo: Petroleros, bombas atómicas, residuos industriales, ingentes cantidades de mierda humana, cadáveres... En fin, un caldo de ponzoña, que al ser invisible a sus ojos, se ve que no le afecta, pero claro, el intelecto caballero no podía dejar de usar sus luces para que el resto ignorante dejara de andar en penumbra gracias al resplandor de su sapiencia. No voy a negar que me quedé pensando en sus palabras, que si la carcajada hubiera salido de mi boca hubiera temblado la tierra, y que acto seguido me di una ducha para eliminar posibles restos de estupidez, por aquello de que compartíamos playa y los seres humanos vamos desprendiendo células muertas.


                                                                      Ana Tomás García




    

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