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VOY A CONTARLES UN CUENTO...


     Artículo publicado en el periódico digital Almería 360  http://almeria360.com/opinion/11092015_voy-contarles-un-cuento_132739.html


     Imagínense ustedes en sus pueblos, en sus casas, con sus cosas, sus fiestas del barrio, sus vecinos, sus costumbres, sus chistes y sus tragedias cotidianas, en un país que nada tiene para codiciar por ningún extraño, exceptuando el sol, la sangría y la paella, tan fáciles de conseguir como darse unas vacaciones y listo.
   Bien, ahora pongan la mente en blanco. Imagínense viviendo en un país que rebosa recursos naturales codiciados (cuando digo codiciados veanse bocas de cuyos colmillos gotea la saliva más hambrienta y poderosa del mundo) tales como petróleo, gas natural, diamantes, oro, coltán; o en un país que se encuentra en un punto estratégico, hablando de logística. Y ustedes no son más que simples ciudadanos o aldeanos que trabajan, tienen familia, ilusiones, sueños, problemas cotidianos... Pero un día, esos, los de los colmillos que chorrean, sin que ustedes lo sepan, llegan con maletines o perdonando deudas ante altos cargos para hacer negocios; que entran por el aro, bien, que no entran, pues a subvencionar rebeldes administrándoles armas, que también es un negocio cojonudo, para crear guerras civiles, todo bajo la espesa manta de la política, la religión y conflictos milenarios que ya no vienen a cuento. Mientras tanto se firman acuerdos top secret para derrocar gobiernos, instaurar líderes y dictadores que les den vía libre, pongamos por ejemplo sobre unos recursos naturales que son eso, naturales, o sea, en un principio, de todos; y como nuestra evolución nos lleva a consumir estos recursos de manera desorbitada, pues dependemos completamente de ellos y los que los poseen, ejem, ejem, los que los administran, se invisten de manera automática en emperadores del planeta, los putos amos vaya. Y en eso están ustedes, pobres seres humanos que sin comerlo ni beberlo se ven sumergidos en una vorágine de terror, angustia, hambre, sufrimiento, de la que únicamente pueden salir huyendo o pereciendo bajo un fuego cruzado que no conoce piedad, mientras saquean su país y destrozan sus vidas.
     Interesante ¿no?
     Díganme ahora qué harían ustedes si tuvieran que pensar en sobrevivir ¿serían capaces de recorrer miles de kilómetros a pie? ¿Serían capaces de surcar los mares en barcos de papel? ¿O tienen la mente espesa pensando en que su smartphone (que necesita coltán para su fabricación) ya está pasado de moda seis meses después de comprarlo, o en que este equipo de fútbol (cuyo presidente es un estafador) es mejor que el otro (cuyo presidente es un corrupto)? Sí, ustedes, los que reclaman a voz en grito, redes sociales mediante, que España para los españoles pero no salen a la calle a apoyar a sus vecinos desahuciados, no paralizan bancos, ayuntamientos, ministerios para ayudar a esos vecinos suyos, tan españoles como ustedes pero que no tienen trabajo, no tienen casa ni chusco de pan que echarse a la boca. Venga, sean solidarios, salgan a la calle a armar escándalo, valientes, pónganse en la piel del otro ¿qué harían si vieran a sus hijos llorar de hambre?
    Qué bien les va la vida y qué fácil es ladrar desde las teclas de un portátil. Si los españoles no se ayudan entre ellos ¿qué esperamos que hagan con pobres desgraciados que han tenido la mala suerte de nacer en el lugar equivocado? Así y todo, me aferro a la esperanza de que sean una minoría, que perro ladrador es poco mordedor, pero tan peligroso en estos días tan aciagos, donde el sol no luce igual para todos.

    Moraleja: Los terroristas no viajan en pateras llenas de vómitos y mierda, no recorren miles de kilómetros a pie sufriendo calamidades y desprecio por el resto de la humanidad; viajan en avión, en tren, barco y coche, (o debería decir en jets privados y yates) codo con codo con ustedes.


Ana Tomás García



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