Ir al contenido principal

MI NIÑO QUE DUERME EN LA ORILLA



Mi niño duerme,
duerme en la orilla,
en la orilla de una playa calmada y fría.

Lo llevaba en mi regazo anoche
bajo un manto de estrellas,
me cegó el cansancio,
flotando a la deriva.

En su carita de nácar
la luna rielaba en sus pupilas,
—tengo sueño—
con su vocecita me decía,
mientras se alejaba,
acunado por pequeñas olas,
a descansar a la orilla.

Qué pequeño es mi niño
arropado por espumas salinas,
se ha quedado solo
varado en la playa,
se ha quedado solo
dormido en la orilla.



          Ana Tomás García


Porque no haya más niños dormidos en ninguna orilla...


Comentarios